En 1982, el joven abogado y académico Jaime Malamud Goti está convencido de que los máximos
responsables de la dictadura militar deben ser procesados. Junto con Carlos Nino, exponen la idea a
los candidatos a la presidencia, persuaden de inmediato a Raúl Alfonsín y comienzan a diseñar el
Juicio a las Juntas. En el prólogo de este libro, Carlos Pagni sostiene que por esa puerta Malamud
Goti entra en la historia de la lucha por la justicia y los derechos humanos. Y se pregunta cómo es
posible que, en lugar de dedicar el resto de su vida a exaltar esa hazaña, este hombre pueda seguir,
más de cuarenta años después, revisando su propia actuación e incluso cuestionándola.
De eso se trata este largo intercambio entre Malamud Goti, el último liberal, y Andrés Rosler, otro
gran filósofo del derecho: no solo de explorar las tensiones entre la justicia y la política, sino también
de ir más allá, aventurándose con preguntas incómodas en el terreno de las limitaciones del derecho
para dar cuenta de la conducta humana.
El largo encuentro entre Malamud y Rosler es algo inusual. «Son dos hombres que se hacen
preguntas y no se dan por satisfechos con las respuestas. Esa forma de admitir que la vida, colectiva
e individual, no es rectilínea, ese modo de incorporar la incertidumbre, supone vencer la inercia
natural que gobierna a las personas. Implica, como dice Rosler de Malamud, “la valentía de dejarse
llevar por el pensamiento”. Se trata de la mejor manera de preservar la libertad. Y constituye una
rareza para una cultura que va infantilizando cada vez más la comprensión del mundo con la
convicción de que todo lo bueno puede estar en un lugar, que casi siempre es el propio, y todo lo
malo, en otro».